domingo, 17 de junio de 2007

No fue nada fácil...


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No fue nada fácil… la habían educado las doroteas hasta los nueve años, y luego cayó en manos de las escolapias hasta los dieciocho. Entonces dejó su casa y abrió los horizontes en otra ciudad. Vivir en una residencia de monjitas (en este caso carmelitas), mientras estudiaba una carrera, no era nuevo para ella, lo novedoso fueron el aire fresco y las ideas que otras chicas más afortunadas aplicaban a sus vidas.

Ella comprendió que la vida era algo más que esperar resignadamente un marido al que obedecer; que la vida es algo más que criar hijos en la fe y en el temor de Cristo; y, por lo que oía en esas conversaciones de madrugada, el sexo no debía ser aquella cosa pecaminosa y sucia que le habían ido enseñando a lo largo de toda su vida; que, por lo visto, el sexo no era un mero asunto de procreación, que tampoco era cuestión de hacerse rápidamente y pensando en la patria, ¡que había algo más!

Entonces llegó servidor a su vida, y fue cuando comprobamos el finísimo trabajo que doroteas, escolapias y carmelitas hicieron con la pobre chiquilla. No, no fue nada fácil. El amor no era suficiente para superar el espeso corsé de prejuicios que la envolvía... y hubo sufrimientos. ¡Pero torres más altas han caído!

No, no fue nada fácil porque muchos se esforzaron en castrar nuestra juventud privándonos de la alegría, y lo hicieron con saña y alevosía, con mentiras y amenazas. Y lo que es peor, nadie nos ha pedido perdón por los daños causados. ¿Lo harán alguna vez?

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No fue nada fácil...Yo era amiga de su hermana y entraba muy a menudo en su casa. Su padre me llevaba todas las navidades a Ronda y siempre le decía a su tío: -"A esta la quiero yo para novia de mi Jose Antonio..." Pero una tenía el corazoncito "ocupado" y simplemente lo veía como el hermano mayor de mi amiga. Después de llegar de Ceuta, aquel inolvidable verano del 68, hicimos una pequeña fiesta en su patio, pusimos música y me sacó a bailar. Y como lo más natural del mundo, empezamos a danzar y a charlar al compás de la música pero... ¡ay, ay, ay! Aquella mano en la cintura apretaba más de la cuenta y aquellos ojos se clavaban en los míos desnudándome con la mirada. Me puse tan nerviosa que dejé de bailar y me puse a escribir una carta -¡Chiquillada para darle celos y que pensara que yo no estaba libre!- Al día siguiente le dije a su hermana y a otra amiga: -"Creo que le gusto a tu hermano..." –“¡Anda, ¿y ahora te enteras...? Pero si lo sabe todo el mundo.” Y ahí quedó todo.

Fueron pasando los meses y la primavera del 69 me trajo, en forma de carta, una herida que pensaba en aquellos momentos que nada sería capaz de curarla. Y en Junio murió su padre. Aquellos días me daba una pena enorme verlo tan triste y más de una vez pensé: -"Si fuese su novia, trataría de consolarlo..." Y así pasó otro año. Él salía con una pandilla y yo con otra, de la que también formaba parte mi prima Isa que andaba por estas tierras aquel verano. Recuerdo que una tarde de sábado subimos a por mi cuñada y cuando lo vimos...moreno de la playa, con un tipazo: -"¿Dónde vas?” -le pregunté tímidamente- -"A Torremolinos, a bailar, ¿Te vienes...?” No, no me fui por idiota y eso que cada vez que me miraba sonriendo, empezaba a sentir los pellizquitos en el estómago. Y llegó la navidad del 70. Nos reunimos el día 25 por la tarde en un piso para hacer el típico guateque y cuando íbamos de camino me dice la que es hoy mi cuñada: -"Mi hermano y su gente vienen..." Pues muy bien. Empezó el baile y mira por donde me sacó un pelma que me tenía hasta el gorro...De pronto empecé a buscarlo entre la multitud y...-“¡¡Jose por favor, baila conmigo que aquel pelma no me deja en paz...!!” Y me perdí. Nunca nos hemos separado hasta hoy. Es, como dice la copla mi amigo, mi amante, mi compañero...No fue nada fácil, pero aquel -"baila conmigo" le ayudó mucho. Gracias por estar ahí.

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No fue nada fácil…, pero un día tuvo que ser el primero.

Aunque volviendo mi mirada atrás me doy cuenta que no fue un día, fueron muchos, en realidad todo un periodo, un día bíblico que a momentos parece no haber acabado.

Todo comienza cuando amanece y de repente te sientes que te tienes que valer por ti mismo. Que quienes te rodean, a pesar de su voluntad y sus deseos, no te van a regalar el equilibrio que anhelas. Y luchas y te esfuerzas, y te caes y te levantas… te levantas solo la mayoría de las veces, pero aprendes, aprendes y aprendes lleno de heridas en muchas ocasiones. Hay momentos en los que vuelves la vista al pasado y sientes vértigo...vértigo y ansiedad: -"ahora no sería capaz de volver a hacerlo", piensas. Pero no es cierto, ahora, si fuera necesario empezarías de nuevo y te enquistarías en el mismo caparazón que utilizaste para protegerte de todo y de todos, incluso de los que más te querían... sobre todo eso, no fue nada fácil.

1 comentario:

Claudio Fernández dijo...

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